Qué maravilla de deliciosa pelambrerita en sus sobacos juveniles.
Cuánto necesitamos de que se vaya alejando ese martillo pilón que parece obligar a todos los modelos a una depilación salvaje.
Con lo maravilloso que es poder oler, lamer y rozar con los dedos esa mata, que además provoca la risa que es tan excitante para propiciar la cópula.
A ver si se animan más a combatir esta plaga.